Teatro / "SEXÁGONO" (Teatro Caliban)
★★★★
El inagotable Norman Briski regresa a la cartelera de su noble reducto de formación actoral y exhibición de obras en Teatro Calibán con la reciente puesta "Sexágono", un texto que encara la complejidad que encierran la inestabilidad de amores licuados, inmersos en la hiperconectividad y la posmodernidad, evitando caer en lo trillado del asunto. Al rescate de una necesaria toma conciencia sobre la condición humana, y poniendo el acento en las apariencias sin resultar en absoluto literal, nos sitúa en un futuro próximo de coordenadas inexactas; un tiempo de mandatos, protocolos y órdenes que auto programan la propia finitud. El dilema reside en si hacerse humo o hacerse líquido.
Briski, en labores de dramaturgia y dirección, se sitúa en latitudes espacio-temporales dignas del género sci-fi, describiendo a seres ¿humanos? con cualidades y aptitudes de supervivencia ciertamente especiales. En lo que podría ser una continuación conceptual de su inmediato anterior trabajo, "Sobre el Hilo", el autor persigue la mecánica singularidad de sus peculiares criaturas, deslizándose a través de los dobleces -lubricados mecanismos de engranajes- de una intrincada historia amorosa, cuyo marco de fondo incluye menciones a la inteligencia artificial, la robótica y la alta tecnología.
"Sexágono", obra de notable trabajo escenográfico, epítome de la magia teatral, nos habla, en última instancia, acerca la dificultad de conexión física y espiritual entre dos amantes atravesando su enésima mutación, de actos y sentimientos a flor de piel, y de un intelecto que prevalece por encima del dominante paradigma de tecno-vida insinuado. Jerarquías vinculares que se erigen para definir la condición de un presente habitado por máquinas deseantes arrojadas al peligro de lo indómito, en donde la geometría del corazón -o la intensidad de un color- responden al algoritmo de un encuentro.
Lejana prevalece, de momento, la llegada de un tiempo de satisfacción por no sentir dolor. Mientras el mar siga haciendo brumas, nadie quedará a salvo de la ceguera de todo enamoramiento. En "Sexágono", con protagónicos de Nicolás Litvinoff y Delfina Viano, Briski ahonda en la atávica búsqueda del amor y toda forma de vinculación que no se resista en mirar hacia atrás, como mito de Orfeo obsesionado por la sola idea del gesto justo, cuando la palabra no alcance a los fines de expresar y dimensionar un sentimiento, hecho de acercamientos y distancias.