Teatro / "PRIMA FACIE" (Multiteatro COMAFI)

15.07.2024

★★★★★

El impactante unipersonal "Prima Facie", protagonizado por Julieta Zylberberg y dirigido por Andrea Garrote, arriba a Multiteatro COMAFI de Calle Corrientes, luego de su notorio éxito a nivel mundial. La pieza escrita por la australiana Suzie Miller se estrenó en Broadway, con protagónico de Jodie Comer, para luego recorrer los escenarios de todo el mundo. El título de la misma deriva del concepto latino que se refiere a la 'primera mirada' que da a entender las apariencias sobre un caso judicial.

Con producción general de Valentina Berger, Sebastián Blutrach y Tomas Rottemberg, "Prima Facie" otorga prestigio a la cartelera porteña, instituyéndose como un texto de visionado imprescindible, contundente y eficaz en interpelarnos. Ni bien comenzado, captura nuestra atención por completo y así lo hará través de una hora y media de duración: en escena, presenciamos la monumental transformación de una de las actrices más versátiles de nuestro medio, capaz de brindarnos una interpretación que se recordará por años. Porque la Romina/Julieta que comienza la obra no es la misma que la finaliza, mérito de un radical cambio de perspectiva acometido en tiempo real. De la risa a la profunda reflexión, Zylberberg nos conduce hacia un auténtico carrusel de sensaciones, a través del cual nuestra percepción sobre los hechos relatados se modifica drásticamente.

En la más absoluta soledad, la protagonista deja cuerpo y alma enteros sobre las tablas: delante de un telón pintado de lo más minimalista, gesticula y monologa con notable talento y manejo espacio-temporal. Cabe destacar, el formato unipersonal no le resulta ajeno, si nos remontamos a la logradísima "La Fiebre". Aquí, su trabajo corporal y vocal luce magnífico y absorbente, conformando un asombroso esfuerzo que ilustra tamaño poder interpretativo para llevar adelante un texto complejo, de gran peso y compromiso emocional; preciso en cambiar notoriamente de tono, y ofrecernos variados matices, estados de ánimo e instancias de vida.

Romina es el centro neurálgico del relato. Quien supo ser una tímida aspirante y mirar hacia izquierda y derecha, bajo la advertencia de que uno de tres de su clase no llegaría a graduarse, luego será una joven y tenaz letrada, en la cúspide de su carrera, dedicándose a la defensa de acusados de delitos sexuales, y destacándose por su profundo conocimiento del sistema judicial y su habilidad para lograr absoluciones, sin importar lo que se creía…tal vez porque es preferible no saber. Porque antes que decir la verdad, lo que se busca es poner a prueba el instrumento para impartir justicia. Experta en escuchar al testigo y esperar, en disparar las preguntas y ganar, Romina se mostraba dispuesta a tomar parte de los desafíos inherentes a un ámbito laboral competitivo. Tiempo después, la víctima será ella misma, transitando el lado opuesto del estrado: hará la pertinente denuncia, aunque tenga todas las de perder y nos compartirá los detalles de un vomitivo acto que estremece.

A lo largo de los numerosos pasajes que componen "Prima Facie", Zylberberg asume la propia voz y también la de otros personajes con quienes interactúa, logrando una sucesión de momentos de suma maestría. La letra chica de la ley será examinada, confrontando los principios antes incorporados y transmitidos como mandamientos para sus clientes: no exagerar, no confundir, no mentir. Nos adentramos en el recuerdo confuso de una víctima, puesto en tela de duda. ¿Cómo podría no resultar confuso? El trauma sufrido rompe toda lógica y el abuso sexual es sobre el propio cuerpo, no estamos hablando de un allanamiento de hogar ni de un accidente de tránsito. Romina se parte en dos de dolor camino a un conmovedor discurso final: sobre sí lleva setecientos ochenta y dos días de auténtico martirio, visibilizando el mayúsculo drama instalado en su paz mental. Su profesión, su día a día y su vida sexual, no han vuelto a ser lo mismo que solían.

Julieta abraza la humana fragilidad de su personaje, emprendiendo un soliloquio que apela a la atenta escucha. Su garganta se cierra, la nuestra también. Su boca se seca, pero no torcerán su voluntad. En las palabras de la intérprete, tomamos magnitud de un acto horroroso perpetrado contra la propia voluntad. También, la complicidad de un sistema judicial hecho por hombres poderosos. Garrote dirige con buen tacto y perspectiva de género, exponiendo las groseras falencias del mismo. Las reglas del juego judicial están a punto de cambiar de posición, y también el punto de vista, porque ahora es personal. ¿Cómo pudo pasarle esto, justo a ella? Quien ha sufrido en la propia piel la violencia física y psicológica; las marcas del abuso que el agua no borra. El hecho avasallante que cambia su existencia del modo más drástico e inimaginable. Más allá de toda duda razonable. Porque no es no.