Teatro / "NO TIENE UN DESGARRÓN" (Dumont 4040)

22.07.2024

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Con adaptación de Rita Cortese -también en calidad de directora- y Carolina Santos, arribó a Dumont 4040, por ocho únicas semanas, una personalísima versión de "Heldenplatz" ('Plaza de Héroes'), texto estrenado poco tiempo antes del fallecimiento del eminente novelista, dramaturgo y poeta austriaco Thomas Bernhard (1931-1989).

Dentro de las paredes de una casa próxima a ser abandonada, se reconstruye una trama compleja de discernir. Dos amas de llave (las estupendas Julieta Cardinali y Vera Spinetta), habitantes de un mundo irreconocible, serán las encargadas de abordar esta sobria mirada sobre el duelo, el matrimonio, el lugar de la mujer en la sociedad y la maternidad, en donde la figura del profesor Schuster, trágicamente desaparecido, acude como un auténtico fantasma del pasado, acaso para probar que no existe un instante sin muerte, incapaz de sucumbir a la tentación de toda distracción. El delicado arte de planchar no logrará disimular los pliegues de una camisa ensangrentada y las auténticas motivaciones que buscan ser desentrañadas. ¿Cuáles son las razones que llevaron al catedrático a acabar con su vida? ¿qué era lo que hacía a su existencia insoportable? ¿y cómo asimilar tamaña pérdida? Afortunadamente, la obra prefiere conservar ciertos misterios.

El personaje interpretado por Julieta Cardinali, brindando una magnífica e hipnótica clase actoral de notables matices, se convierte en el termómetro emotivo y voz principal de un relato cuya mirada ciertamente pesimista no rehusará en recurrir al humor negro, mientras la latente amenaza del nazismo asoma tras la ventana abierta de par en par, espejando nuevas formas de totalitarismos. Las amas de llave, inmersas en un aire ciertamente hostil, buscan darse mutua protección y resistir; el texto crece en la sensibilidad de sendas actrices. Afuera, el pueblo grita, ruge, su malestar social. Reina la contradicción y corren tiempos convulsos que reproducen reconocibles melodías en latitudes históricas peligrosamente espejadas en el hoy. Todo lo que a la humanidad complace, se nos indica, puede repeler particularmente a alguien.

En medio de un panorama desolador, un presente en tensión prevalece, tal vez, preanunciando la inminente catástrofe de un mundo destinado a desaparecer tal como lo conocimos: en el agua muerta solo quedarán peces muertos. Podemos leer a Tolstoi o apenas desesperar, podemos prepararnos para desaparecer o tardar en meramente existir. "No Tiene un Desgarrón", efectiva reflexión sobre la condición humana, persigue un último resquicio de luminosidad y posee la virtud de extrapolar la vigencia de un texto que se pronuncia respecto a la Austria de los '80 y la Alemania de los '30, y, a través de cual, podemos también comprender y analizar, mecanismos y procesos sociales de la Argentina actual, inmersa en la proliferación de discursos de odio y segregación. Reducida a un solo acto de cincuenta minutos, la obra rescata una atávica verdad: los seres humanos tienden a aniquilarse mutuamente.