Teatro / "LOS MOSQUETEROS DEL REY" (Teatro Municipal Coliseo Podestá)
Crédito Foto: Sol Sábato
★★★★
Estrenada a comienzos de los años '90 (con protagónicos de Miguel Angel Solá, Juan Leyrado, Hugo Arana y Darío Grandinetti), Los Mosqueteros del Rey constituye un inmediato clásico del teatro argentino, creado y dirigido por el genial Manuel González Gil. En esta brillante pieza, lo trágico y lo cómico se emparentan al momento en que tres actores intentan contar al público la mítica historia de Alejandro Dumas, afamado novelista francés, autor de celebres títulos como "El Conde de Montecristo".
El nudo de una desopilante historia está puesto en el fallido constante: los actores tropiezan, una y otra vez, con las formas incorrectas; dicho código se instala en primera medida. A propósito, a conciencia, surgen olvidos, despistes, trabas. El texto no logra avanzar, el yerro roba carcajadas a granel. ¿Será que hacerlo bien arruinaría los planes de este ensayo fatal? Los hechos demuestran que este grupo actoral, en completa carencia de aptitudes, se esfuerza en hacerlo lo peor que se pueda. Quizás por ello, estos nobles y siempre dispuestos caballeros nos despierten instantánea ternura. Todos podemos tener un mal día
El impecable cuarteto conformado por Nicolás Cabré, Nicolás Scarpino, Jorge Suárez y Fredy Villareal encuentra los tonos adecuados para alternar lucimiento y abordar una obra intacta, que gozó de notable éxito durante el presente año, con funciones en el Teatro Astral. Ejemplar de un humor sano y sencillo, "Los Mosqueteros del Rey" se apoya, de igual manera, en cuadros musicales que prolongan la magia.
Empatía es una condición fundamental a la que la sabia pluma de González Gil recurre, alimentando las fantasías de la audiencia respecto a toda aquella circunstancia que atraviesa un artista antes de salir a escena. En tal sentido, la cercanía con el público y el vínculo que se establece con este resulta un aspecto fundamental a lo largo de una hora y media de puro disfrute, y en dónde el juego de verdad/ficción establecido mediante los nombres propios de los protagonistas generan un nivel de identificación a prueba de fallos.