Teatro / "LA MADRE" (Teatro Picadero)
★★★★★
Con dirección de Andrea Garrote, arriba a la cartelera porteña "La Madre", destacada pieza del dramaturgo Florian Zeller y representada en diversos escenarios a nivel mundial. La destacada obra, que forma parte de una trilogía -junto a "El Padre" y "El Hijo"- cuestiona los límites del amor materno: ¿puede una madre amar demasiado? ¿qué ocurre en su ser cuando un hijo crece y se va del hogar? Esta impecable versión a cargo de Fernando Masllorens y Federico González del Pino constituye un abordaje poderoso, controvertido y conmovedor, dispuesto a asumir el riesgo de dinamitar el concepto de madre abnegada, rupturista marca de fábrica del autor francés más adaptado de la actualidad.
Un fascinante ejercicio teatral se vale de la complicidad e inteligencia de su público, a medida en que lo interna en el progresivo hundimiento psíquico y moral de una mujer sumida en un profundo vacío existencial. Aislada dentro de las paredes de su casa, solo se tiene a sí misma para atravesar el duro proceso de asumir la madurez e independencia de su hijo varón. Con su vida marital en crisis, nada interesante tiene para compartir de su anodino día a día, con excepción de esperar el tan ansiado regreso de su primogénito. Incapaz de emanciparse, es a él a quien extraña y es ella quien, sintiéndose completamente estafada por las circunstancias, enuncia que no debió tener hijos. Sin ninguna clase de tapujos, verbaliza lo que otros, tal vez por pudor, tal vez por mera hipocresía, no se atreverían a decir, aunque lo piensen. De su boca salen explícitos insultos dirigidos con precisión hacia blancos fácilmente reconocibles. La madre ataca de forma cruel y sin miramientos, desde un lugar inestable dentro de su mente y casi siempre fuera de sus cabales.
Brutal, la depresión sabe traducirse en rabia, y, a veces, en angustia, encontrando pasajero sosiego en un instante en donde recuerdos de un tiempo mejor no tardan en evaporarse. Poco a poco, y distorsionando su visión de las cosas, la madre cuestionará las estructuras de su propia cordura. ¿De qué forma extraña su alrededor se modifica? ¿En qué momento claudicó y perdió por completo las riendas de su vida? Brindando una auténtica clase de actuación sobre el escenario, Cecilia Roth brilla bajo la piel de una mujer tan oscura como frágil, absorbente y nociva para su entorno, dando con la exacta medida de un rol que en el plano internacional afrontaran estrellas como Isabelle Huppert y Aitana Sánchez Gijón. A merced de los designios de la madre y todo lo que sobre ella se dirá, su marido (un excepcional Gustavo Garzón), su hijo (un memorable Martín Slipak) y la pareja de este (la revelación Victoria Baldomir), se reparten protagonismo, potenciando tres lúcidos retratos.
De un momento a otro, "La Madre" puede mutar de asfixiante drama a disparatada comedia con abundantes dosis de acidez, absurdo y humor negro. Compleja, inquietante, graciosa y repleta de simbolismos, en absoluto se trata la presente obra de un relato lineal o de sencilla comprensión. Mediante una puesta en escena sumamente creativa (con transiciones sonoro-musicales que aluden a la falta de sintonía y armonía familiar), desafía continuamente al espectador en sus certezas; efectiva manera de hacerlo partícipe del código propuesto: somos invitados a desgranar los misterios de una realidad que transcurre en coordenadas inciertas de identificar. Una vez más, Zeller de pura cepa, especialista en hacernos dudar de todo aquello que presenciamos. Mientras nos reímos, muchísimo.