Teatro / "AHORADESPUÉS" (Teatro Picadero)

★★★★
Obra ganadora del Concurso Contar, "Ahoradespués" se estrenó durante el pasado año, en Teatro Picadero, llevando a cabo actualmente funciones los días martes. El origen del proyecto puede rastrearse un año atrás: Sebastián Blutrach hizo llegar a Héctor Díaz un total de tres obras para que éste leyera, con la intención de que elija una y la dirija. Díaz, talentoso actor y director de vasta trayectoria, quien por entonces se encontraba comprometido a la dirección de "Para mí, para vos", sintió inmediata empatía emocional tras la lectura de la pieza escrita por Guido Zappacosta. Un texto de profunda autorreferencia, el cual narra el último encuentro de un joven con su padre, quien está a punto de morir. En las vivencias del propio autor, una anécdota en torno al impensado desenlace de una amistad sirvió como motivo inspirador.
En este semi montado concebido como unipersonal, el actor Federico Ottone alterna lecturas con momentos en donde se libera por completo del atril, mientras su rememoración reconstruye hechos puntuales de su infancia y juventud. Desde su título, "Ahoradespués" remite a una temporalidad que no está demasiado clara, aunque se incluyen guiños y referencias, como la tragedia de Comañón. Situada en coordenadas más o menos específicas, nos lleva desde la Bombonera a la sala de hospital y de allí a la cancha de básquet.
Una abundante cantidad de imágenes no tarda en acumularse, como aquella enredadera que, trepando sobre la pared, crece sin parar ni tener en cuenta la poca paciencia de un estricto vecino. Función primordial cumple el sonido, y la propuesta estética de su empleo, propagándose a través de parlantes dispuestos sobre el escenario, hacia el mismo y las plateas.
A lo largo de sesenta minutos, "Ahoradespués" nos habla acerca de la fugacidad de la vida, de la elaboración del duelo y de lo sanador que es reírse del propio drama. De a ratos, su trasfondo puede tornarse desolador o abrumador, para luego incurrir en cierta nostalgia, no obstante, aludiendo al sarcasmo y -por tramos- a un humor negrísimo, su mirada descubre otros colores posibles sobre una tragedia personal y familiar.