Películas / "MAXXXINE" (Ti West)
★★★
En "Maxxxine", con producción de A24, el interesante cineasta Ti West cierra la trilogía que comenzara con "X" y continuara con "Pearl", escenificando el relato en el corazón de un negocio que confunde monstruos con estrellas, en palabras de Bette Davis. Ambientada en el submundo de la industria porno, coloca en el centro de la escena a Maxine Minx, aspirante a estrella de cine, quien, finalmente, consigue su gran oportunidad en la gran pantalla.
Hacia mediados de los '80, Hollywood vende el pecado de lascivia a bajo costo, y es así como nos retrotraemos a una época que cosificaba la cualidad erótica. Mientras tanto, en los noticieros de TV, la figura de Richard Ramírez se volvía una amenaza palpable: el acosador nocturno acechaba a jóvenes indefensas en derredor a las colinas de California. "Maxxxine", cuya estética remite a una cronología que ya había explorado West en "House of the Devil", se nutre de referentes del giallo italiano, y no rehúsa beber de ciertos recursos del cine de Brian De Palma. Perturbadora experiencia, ofrece suculentos baños de sangre y suficiente cantidad de cuero.
Mediante un trabajo de cámara imaginativo, remite a slashers en VHS, y no escatima en guiños hitchcockianos, resolviendo con pericia escenas clave en planos cerrados. En su más logrado alarde, arte y horror se conjugan para regalarnos un montaje paralelo de manual. Inobjetable desde el apartado estilístico, sin embargo, su verosímil se resiente promediando el desenlace: llegando a las entrañas de la bestia no se quita la vista del premio: la fábrica de sueño vomita delirios de fama. West sabe cómo salir airoso, siguiendo al pie de la letra la fórmula indicada para convertir en creíble la más artificiosa de las fachadas.
La fenomenal Mia Goth, musa inspiradora del realizador, ofrece una impactante performance protagónica, liderando un elenco que integran Kevin Bacon, Giancarlo Espósito, Michelle Monagahn y Elizabeth DeBicki. Implacable victimaria, Goth, es condecorada como reina del terror contemporáneo, sin pretender entronarse como la nueva y martirizada 'scream queen'. Porque los tiempos cambian.