Libros / "LOS OJOS DE GRETA GARBO" (Manuel Puig)

15.02.2024

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La fascinación de Manuel Puig por el cine podemos rastrearla desde su primera gran obra: "La Traición de Rita Hayworth" (1968), novela autorreferente y espejo de sus propias experiencias, historia de un muchacho cuyo único contacto con la realidad son las películas. Sin embargo, existe un antecedente inmediato: en los años '50, Puig cultivó su interés por el séptimo arte yendo a estudiar a Cinecittá, en Roma. A lo largo de las siguientes dos décadas de carrera, Puig construiría una sólida ligazón, materializada en un puñado de adaptaciones memorables a la gran pantalla: "Boquitas Pintadas", "El Beso de la Mujer Araña" y "Pubis Angelical". Casi como un capricho a la brevedad del cuento, un rostro peculiar irrumpe en su obra final: la sueca Greta Garbo, cuyos ojos con compasión nos miran como nadie. Allí radica parte del misterio y la fascinación de este ejemplar impreso en 1993, ya una vez fallecido Puig, y compilado y traducido del italiano por José Amicola. Editado por Seix Barral, incluye siete relatos y dos artículos de corte ensayístico publicados post-mortem (el escritor nacido en General Villegas falleció en Cuernavaca, en 1990). Todo el material fue reunido para la revista italiana de moda y actualidades "Chorus"; a ello se abocó Puig en las instancias culmines de su trayectoria de vida y escritura. Las páginas de "Los Ojos de Greta Garbo" recrean, como elemento central, un ficcional encuentro entre el cineasta de culto Max Ophüls, a sus cincuenta y pico agonizante en una cama de hospital (llamativamente se trazan paralelismos con el deceso del propio Manuel) y la esquiva diva del cine clásico. Asimismo, se evoca la presencia de Gina Lollobrigida, Dolores del Río, Isa Miranda y Silvina Mangano. En un intercambio epistolar, un personaje (¿Puig?) enumera un decálogo de posibles films para conservar y volver a ver. Relato a relato, el libro intercala fotografías de la inolvidable Greta, trayendo a la memoria instantáneas de rodajes y films antológicos. ¿Proyectarán sus películas en el paraíso? Seguramente que sí y no habrá críticos para juzgar. Por definición, el mismo los excluye. Por suerte, autor y actriz son inmortales.